En la siguiente bella y terrible imagen a la vez obtenida desde el telescopio espacial Hubble vemos el final de una estrella que ha explotado como supernova y que ha lanzado al espacio todas sus capas. La estrella pertenece a la Pequeña Nube de Magallanes, una galaxia satélite de nuestra Vía Láctea ubicada aproximadamente a 200 000 años luz de distancia de nosotros. La estrella dejó miles de filamentos gaseosos en expansión, lo que se llama un remanente de supernova, en el caso de esta estrella es conocido por el poco romántico pero muy técnico nombre de 1E 0102.2-7219.

Esos bellos filamentos de gas se alejan del lugar de la explosión a una velocidad promedio impresionante de 3,2 millones de kilómetros por hora. Según las nuevas estimaciones, la luz de esta explosión llegó a la Tierra hace 1700 años, para hacernos una idea de la época ocurrió durante el declive del Imperio Romano. Esta supernova solo habría sido visible para los habitantes del hemisferio sur de la Tierra, pero desafortunadamente, no hay registros conocidos de este evento en ningún escrito de esa época.
Para determinar cuándo ocurrió la explosión, los astrofísicos estudiaron los grupos de eyección ricos en oxígeno, con forma de renacuajo en la imagen, arrojados por la explosión de supernova. El oxígeno ionizado es un excelente marcador porque brilla más intensamente en la luz visible. Utilizaron la enorme resolución del telescopio espacial Hubble para identificar los grupos que se mueven más rápido, o nudos, los investigadores determinaron que estos objetivos estudiados tenían menos probabilidades de haber sido ralentizados por el paso a través del material interestelar. Luego rastrearon el movimiento de los nudos hacia atrás hasta que la eyección se fusionó en un punto, identificando el lugar de la explosión. Una vez que se supo, pudieron calcular cuánto tardaron los veloces nudos en viajar desde el centro de explosión hasta su ubicación actual. El Hubble también midió la velocidad de una supuesta estrella de neutrones, el núcleo aplastado de la estrella, que fue expulsada de la explosión. Según las estimaciones de los investigadores, debe estar moviéndose a más de 3 millones de kilómetros por hora desde el centro de la explosión para haber llegado a su posición actual.