El asteroide Bennu, una reliquia del nacimiento del sistema solar, ha revelado un sorprendente secreto: sus muestras contienen una increíble variedad de compuestos orgánicos y minerales esenciales para la vida. Este hallazgo refuerza la hipótesis de que los ingredientes básicos de la biología terrestre podrían haber llegado desde el espacio a bordo de asteroides.
En octubre de 2020, la sonda OSIRIS-REx de la NASA tocó la superficie de Bennu para recoger muestras de este asteroide cercano a la Tierra. Tras un largo viaje de regreso, la cápsula con aproximadamente 120 gramos de material aterrizó en el desierto de Utah en septiembre de 2023. Desde entonces, los científicos han analizado minuciosamente su contenido, cuyos resultados ahora se han publicado en dos estudios del grupo Nature.

Los análisis han revelado que Bennu es una auténtica fábrica de compuestos orgánicos. Entre sus muestras se han identificado 14 de los 20 aminoácidos esenciales para la vida terrestre, así como las cinco bases nitrogenadas del ADN y el ARN: adenina, guanina, citosina, timina y uracilo. Además, se han hallado otros 19 aminoácidos poco comunes o inexistentes en la biología terrestre.
Por si fuera poco, la composición mineral de Bennu incluye fosfatos, carbonatos, sulfatos, cloruros y fluoruros. Destaca su riqueza en fósforo, un elemento clave en la formación del ADN, las membranas celulares y el metabolismo energético. Esta combinación de elementos convierte a Bennu en un auténtico almacén de materiales prebióticos.
Bennu es un fragmento de un cuerpo celeste mayor, formado hace más de 4.500 millones de años en la región externa del sistema solar. Su lejanía permitió conservar compuestos volátiles, como el amoniaco, que suelen perderse en ambientes más cálidos. Durante su historia, la evaporación del agua en su superficie promovió reacciones químicas que generaron una gran diversidad de moléculas orgánicas.

Algunas de estas sustancias nunca antes se habían detectado en meteoritos caídos en la Tierra, ya que los minerales ricos en sodio de Bennu reaccionan rápidamente con la humedad de la atmósfera terrestre y se degradan. Gracias a su almacenamiento controlado en nitrógeno, los científicos han podido estudiar estos compuestos en su estado original.

¿El origen extraterrestre de la vida?
El descubrimiento en Bennu de moléculas orgánicas complejas refuerza la teoría de que los ingredientes esenciales para la vida pudieron haber llegado a la Tierra a bordo de asteroides y cometas. Esta idea, conocida como la hipótesis de la panspermia, sugiere que los impactos de estos cuerpos celestes en la Tierra primitiva podrían haber sembrado el planeta con los compuestos necesarios para el desarrollo de la biología.
La comparación con Ryugu, otro asteroide estudiado por la misión japonesa Hayabusa 2, sugiere que estos compuestos podrían ser más comunes en el sistema solar de lo que se pensaba. Así, el estudio de Bennu no solo nos acerca a comprender el origen de la vida en la Tierra, sino que también abre la posibilidad de encontrar ambientes similares en otros mundos.
El análisis de las muestras de Bennu aún está en sus primeras etapas, y en los próximos años se esperan más descubrimientos que podrían redefinir nuestra comprensión del origen de la vida. ¿Podría un asteroide como Bennu haber sembrado la Tierra primitiva con los componentes fundamentales de la vida? La respuesta aún está por descubrirse, pero estos hallazgos nos acercan un poco más a resolver uno de los mayores enigmas de la ciencia.


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