Una hipótesis que lleva mucho tiempo circulando finalmente ha sido confirmada: Betelgeuse, la décima estrella más brillante de nuestro cielo nocturno, está acompañada por una estrella compañera.

El descubrimiento, liderado por un equipo de astrofísicos del Centro de Investigación Ames de la NASA, ubicado en Silicon Valley, marca un hito importante en nuestra comprensión de esta imponente estrella roja.Betelgeuse es una supergigante roja ubicada a unos 642 años luz de la Tierra, y es la estrella más cercana de este tipo a nuestro planeta. A lo largo de los años, los astrónomos han notado fluctuaciones en su brillo y en la velocidad medida de la estrella, lo que sugería la posibilidad de que estuviera orbitada por un compañera más pequeña. Sin embargo, la intensa luz de Betelgeuse dificultaba la observación directa de cualquier estrella cercana.

Las primeras teorías sobre un posible compañera datan de principios del siglo XX, pero no fue hasta estudios más recientes que los astrónomos comenzaron a reavivar la hipótesis. Usando más de 100 años de observaciones previas de Betelgeuse, otros equipos predijeron la ubicación y el brillo de la posible estrella compañera. Los cálculos indicaban que si la estrella existía, los científicos tendrían una ventana de observación limitada a unos pocos meses, mientras la estrella compañera se alejaba lo suficiente de la deslumbrante luz de Betelgeuse para ser visible.

Aunque los telescopios espaciales realizaron intentos de detectar la estrella compañera, la atmósfera terrestre tiende a distorsionar las imágenes, lo que dificultó las observaciones. Fue entonces cuando Steve Howell, científico investigador senior en Ames, identificó una oportunidad única con el telescopio terrestre Gemini North en Hawái, uno de los más grandes del mundo. Acompañado de una cámara especial de alta resolución construida por la NASA, el equipo de Howell utilizó una tecnología avanzada llamada speckle imaging (imágenes de puntos), que permite obtener miles de exposiciones breves para medir y eliminar la interferencia atmosférica, obteniendo así imágenes detalladas de las estrellas.

El resultado fue claro: encontraron la estrella compañera de Betelgeuse exactamente en el lugar predicho, orbitando cerca del borde exterior de la supergigante. Este hallazgo no solo confirma la existencia de un compañera cercana, sino que abre nuevas puertas para estudiar el comportamiento de las supergigantes rojas y otros fenómenos astrofísicos.

Este hallazgo podría explicar por qué otras estrellas similares a Betelgeuse muestran cambios periódicos en su brillo a lo largo de años, un fenómeno que ahora podría atribuirse a la influencia de un compañero estelar cercano. El equipo de Howell planea continuar observando a Betelgeuse y su compañero para entender mejor la naturaleza de este sistema binario y cómo la interacción entre ambas estrellas podría estar influyendo en el comportamiento de Betelgeuse.

De hecho, la próxima oportunidad para observar el compañero de Betelgeuse será en noviembre de 2027, cuando la estrella compañera esté a su mayor distancia de la supergigante, lo que facilitará aún más su detección.

En un gesto simbólico, el equipo de Howell decidió darle un nombre a la estrella compañera: «Siwarha». Este nombre proviene del árabe, al igual que el nombre original de Betelgeuse («Bet el-geuse»), y significa «su brazalete», en alusión a la figura mitológica femenina de la constelación de Orión, donde se encuentra Betelgeuse.

Este descubrimiento es la prueba del poder de los telescopios terrestres y de la tecnología de vanguardia como el speckle imaging, una herramienta clave para abrir nuevas ventanas de observación en el estudio del universo.

El programa NASA–National Science Foundation Exoplanet Observational Research Program (NN-EXPLORE), que facilitó parte de este estudio, continúa proporcionando a la comunidad científica acceso a instalaciones observacionales de última generación para avanzar en la ciencia de los exoplanetas, entre otros fenómenos astronómicos.

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