Cada noche, cuando miramos la Luna, parece serena y tranquila. Pero su superficie sigue recibiendo impactos de fragmentos espaciales (cometas, asteroides y meteoroides) que dejan un destello fugaz: lo que llamamos un flash de impacto lunar.

Estos destellos son breves explosiones de luz que nos permiten entender la cantidad de objetos que cruzan cerca de la Tierra y cómo influyen en la evolución de los mundos sin atmósfera.

Photo by Leonardo Guedes on Pexels.com

🔭 El proyecto NELIOTA-III comienza

Desde agosto de 2025, el proyecto NELIOTA ha iniciado una nueva campaña de tres años para observar estos destellos lunares. Se realiza desde el Observatorio de Kryoneri, en Grecia, con un telescopio de 1,2 metros operado por el IAASARS (Observatorio Nacional de Atenas).

El proyecto, financiado por el programa Horizon Europe de la Unión Europea a través de la ESA, busca transformar a la Luna en un laboratorio natural para estudiar los impactos meteóricos.

Cuando un meteoroide —aunque sea del tamaño de una nuez— choca contra la Luna a más de 50.000 km/h, se produce un destello de luz visible durante milisegundos.

En la Tierra, la atmósfera actúa como un escudo protector. La mayoría de los fragmentos espaciales que se aproximan a nuestro planeta se desintegran antes de alcanzar el suelo, transformándose en estrellas fugaces o grandes bólidos que apenas duran unos instantes o segundos en el cielo nocturno. Sin embargo, la Luna carece de esa defensa. Su superficie desnuda recibe de manera directa cada impacto, por pequeño que sea el fragmento que la golpea. Y en esa vulnerabilidad radica su grandeza como laboratorio natural: los impactos que allí ocurren nos ofrecen una oportunidad única para estudiar fenómenos que en la Tierra resultan invisibles. El proyecto NELIOTA, con sede en el Observatorio de Kryoneri en Grecia, aprovecha precisamente esa circunstancia para transformar la Luna en una pantalla cósmica que nos revela secretos sobre los objetos pequeños que circulan por el espacio cercano a la Tierra.

Cuando un meteoroide, aunque tenga apenas unos gramos de masa, choca contra la superficie lunar, libera una enorme cantidad de energía. Esa energía, producto de la altísima velocidad a la que viaja el objeto —decenas de kilómetros por segundo—, se transforma en calor y luz en cuestión de milisegundos. Gracias a las cámaras ultrarrápidas del telescopio de 1,2 metros que utiliza NELIOTA, los astrónomos pueden medir esa liberación energética con una precisión que sorprende. Cada destello registrado es como un experimento natural que nos permite calcular la potencia del impacto y, a partir de ahí, extraer datos sobre el cuerpo que lo produjo.

No solo se mide la energía: los destellos también nos hablan del tamaño y la masa de los meteoroides. Analizando el brillo y la duración del flash, se puede estimar cuánta materia ha chocado y con qué violencia lo ha hecho. En los últimos años, NELIOTA ha demostrado que muchos de estos objetos son minúsculos, de apenas centímetros de diámetro, con masas que varían entre un gramo y unos pocos cientos. Puede parecer insignificante, pero la velocidad a la que viajan convierte a estas pequeñas rocas en auténticos proyectiles cósmicos capaces de generar cráteres visibles desde decenas de metros de distancia.

Otro dato interesante que ofrece el proyecto es la temperatura alcanzada en el momento del impacto. Los destellos no son simples puntos de luz: su color y su evolución en el tiempo revelan temperaturas que en ocasiones superan los 4.200 grados centígrados. Se trata de condiciones extremas, comparables a la superficie del Sol, producidas en cuestión de milisegundos por la compresión y vaporización del material tanto del meteoroide como de la propia superficie lunar. Observar ese calor repentino es fundamental para entender los procesos físicos que tienen lugar durante las colisiones de alta velocidad.

Finalmente, todo impacto deja huella. Aunque muchos cráteres son demasiado pequeños para detectarse a simple vista, los cálculos permiten estimar su tamaño. En algunos casos, un meteoroide del tamaño de una nuez puede generar un cráter de varios metros de diámetro. Multiplicado por miles de millones de años, este proceso explica la apariencia cicatrizada de la Luna. Con NELIOTA, cada destello se convierte en un dato concreto sobre energía, masa, temperatura y cráter.

Ubicación de los destellos de impacto detectados hasta el momento por NELIOTA

Durante la primera fase (2017–2023), NELIOTA validó más de 190 destellos. Entre los resultados más importantes:

  • La mayoría de los meteoroides tenían entre 1 y 200 gramos.
  • Los cráteres creados podían medir hasta 3,5 metros.
  • La frecuencia media de impactos: 7,4 por hora.
  • Durante lluvias de meteoros, el número puede casi duplicarse.

Estos datos son clave para estimar el entorno meteórico que rodea a la Tierra y valorar riesgos para futuras misiones espaciales.


🏔️ El Observatorio de Kryoneri

El corazón del proyecto es el telescopio de 1,2 metros en el Monte Kyllini, Grecia. Modernizado en 2016, está equipado con dos cámaras sCMOS que graban en dos longitudes de onda a 30 fotogramas por segundo.

Esa doble visión permite medir la temperatura de los destellos, algo único en el mundo. Kryoneri se convierte así en una pieza clave de la vigilancia espacial europea.


🌍 ¿Por qué importa observar estos destellos?

  1. Censo de objetos cercanos a la Tierra → los más pequeños, invisibles para telescopios tradicionales.
  2. Defensa planetaria → datos cruciales para proteger satélites y futuras bases lunares.
  3. Evolución planetaria → la Luna es un laboratorio natural de impactos.
  4. Avance científico → cada destello valida y desafía modelos teóricos.
  5. Colaboración global → los datos de NELIOTA estarán abiertos a investigadores de todo el mundo.

🚀 Lo que viene con NELIOTA-III

  • Capturar destellos más débiles que nunca.
  • Refinar los modelos térmicos y estadísticos.
  • Explorar patrones vinculados a lluvias de meteoros.
  • Ampliar colaboraciones internacionales.
  • Inspirar al público con ciencia accesible y visual.

El reto principal será el clima, los falsos positivos y el mantenimiento técnico. Pero la experiencia previa asegura que NELIOTA-III se consolidará como referencia en el estudio de impactos lunares.


✨ Una invitación al asombro

Mientras lees este artículo, puede que la Luna haya recibido un nuevo impacto, un destello efímero invisible para nuestros ojos. NELIOTA-III nos recuerda que el cosmos está vivo, que incluso la Luna, tan aparentemente inmóvil, es escenario de historias fugaces.

El próximo destello podría estar ya registrado, esperando que alguien lo analice. Y en él, quizás encontremos la clave para entender mejor nuestro lugar en el universo.


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~ Carl Sagan

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