cometa Atlas interestelar

En agosto de 2025, el telescopio espacial James Webb (JWST) apuntó sus instrumentos hacia un objeto extraordinario: el cometa interestelar 3I/ATLAS. Este objeto, proveniente de fuera de nuestro sistema solar, nos brinda una rara oportunidad para estudiar materiales que quizás nunca antes han sido alterados por las condiciones del Sistema Solar. En esta entrada exploraremos qué sabemos hasta ahora, cómo se realizó la observación con el Webb, los descubrimientos más sorprendentes y las implicaciones que todo ello tiene para la astronomía moderna.


¿Qué es el cometa interestelar 3I/ATLAS?

El cometa 3I/ATLAS fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS, ubicado en Chile. Desde el principio llamó la atención por su trayectoria hiperbólica, lo cual indica que no está ligado gravitacionalmente al Sol y que procede del espacio interestelar.

En los días y semanas siguientes a su descubrimiento, observatorios terrestres y espaciales se coordinaron para rastrearlo. La Agencia Espacial Europea (ESA) fue rápida en movilizar telescopios terrestres en lugares como Hawái, Chile y Australia para monitorear su trayectoria. También participó el Telescopio Espacial Hubble y, por supuesto, el Webb.

Una particularidad muy curiosa: el cometa ya mostraba actividad incluso antes de acercarse demasiado al Sol. Según observaciones recientes, su coma —la envoltura de gas y polvo que lo rodea— estaba presente cuando todavía estaba lejos, lo que sugiere que los volátiles fueron activados por el calentamiento solar incluso a distancias grandes.


La observación del JWST: metodología y contexto

Fecha y equipo involucrado

El JWST observó oficialmente el cometa el 6 de agosto de 2025, utilizando su instrumento NIRSpec (Near Infrared Spectrograph). Esta observación forma parte de un esfuerzo conjunto entre telescopios espaciales y terrestres (Hubble, SPHEREx, entre otros) para caracterizar 3I/ATLAS desde múltiples ángulos.

Ventajas del infrarrojo y la espectroscopía

El infrarrojo es clave para estudiar cometas, ya que muchos de los volátiles y moléculas presentes tienen firmas espectrales en esas longitudes de onda. Con NIRSpec, el Webb puede descomponer la luz del cometa en un espectro y así identificar los gases presentes, sus abundancias relativas y posibles mezclas. Además, el Webb puede distinguir la emisión térmica del polvo frente a la luz reflejada, aportando pistas sobre el tamaño y la distribución del polvo.

Para complementar los datos del Webb, observaciones del Hubble han permitido estimar el tamaño del núcleo del cometa. Por ejemplo, las imágenes del Hubble en julio de 2025 ayudaron a acotar el diámetro máximo posible del núcleo a unos 5,6 km.

También el telescopio SPHEREx (Spectro-Photometer for the History of the Universe, Epoch of Reionization and Ices Explorer) participó en el monitoreo del cometa entre el 7 y el 15 de agosto de 2025. Con estas múltiples visiones, los científicos pueden cruzar datos y reducir incertidumbres sobre la composición química y física.


Descubrimientos significativos del Webb y otros observatorios

Relación CO₂ / agua elevada

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que la coma del cometa tiene una proporción relativamente alta de dióxido de carbono (CO₂) frente al agua (H₂O). Es una de las razones por las que 3I/ATLAS se considera “extraño” en comparación con cometas típicos. Esto sugiere que sus volátiles podrían haberse formado o almacenado en condiciones distintas a las del Sistema Solar.

Telescopio espacial NASA/James Webb

Presencia de hielo de agua y moléculas orgánicas

Se detectaron indicios de hielo de agua en la coma del cometa, lo cual es una señal de que aún conserva volátiles esenciales. Además, los estudios han encontrado mezclas de compuestos orgánicos, silicatos y minerales de carbono que recuerdan a algunos asteroides del cinturón principal. Por ejemplo, el equipo liderado por Bin Yang comentó que la reflectancia espectral del cometa es similar a algunos meteoritos ricos en carbono.

Gracias a la combinación de observaciones de Hubble y otros instrumentos, se ha estimado que el núcleo del cometa podría tener un diámetro máximo de ~5,6 km, aunque podría ser mucho menor. Las imágenes del Webb y del Hubble muestran una coma extensa de polvo y gas, con una cola que se va alargando conforme el cometa avanza hacia el Sol.

Algunas observaciones recientes sugieren que el cometa podría adquirir un brillo verdoso durante eclipses lunares, lo cual podría indicar la emisión de ciertos gases o polvo con una mezcla química poco habitual. Sin embargo, hasta ahora no se ha detectado formalmente la presencia de carbono atómico (C₂), que en cometas clásicos es uno de los responsables del color verde.

El estudio de 3I/ATLAS es más que una curiosidad astronómica: puede transformar nuestra comprensión de la formación planetaria, la química interstelar y la posible interacción entre sistemas estelares. A continuación algunos puntos clave:

  • Ventana a otros sistemas planetarios: este cometa es una “muestra” natural de un sistema ajeno, permitiéndonos analizar sus materiales sin tener que enviar una sonda.
  • Comparación con cometas solares: al ver diferencias destacadas (por ejemplo la alta proporción de CO₂), podemos refinar nuestras teorías sobre cómo se forman los cometas y cómo evolucionan los volátiles.
  • Supervivencia de volátiles: que el cometa conserve hielo de agua y otros componentes tras su viaje interestelar sugiere que puede haber mecanismos de protección interna (capas aislantes, rotación lenta, etc.).
  • Composición química exótica: si sus proporciones químicas son atípicas, eso indicaría que se formó en una región con condiciones diferentes (temperatura, irradiación, abundancias de CO₂, etc.).
  • Origen galáctico difícil de rastrear: determinar el sistema estelar del que provino es extremadamente complicado, dado el largo viaje y posibles perturbaciones gravitacionales.

Además, ya hay propuestas conceptuales para misiones espaciales que podrían interceptar cometas interestelares como 3I/ATLAS. Un equipo del Southwest Research Institute (SwRI) ha diseñado el concepto “Interstellar Comet Explorer (ICE)”, que buscaría realizar un sobrevuelo rápido de un objeto interestelar para tomar muestras y mediciones in situ.


El cometa 3I/ATLAS alcanzará su perihelio (punto más cercano al Sol) el 29 de octubre de 2025. Después de eso, continuará alejándose del Sol y del sistema solar.

Es probable que durante su paso más cercano al Sol y mientras se aleja, el cometa se vuelva más activo, liberando más gas y polvo, lo que permitirá observaciones aún más detalladas. Otros observatorios terrestres y espaciales siguen observándolo: desde telescopios gigantes desde la Tierra hasta instrumentos en Marte y alrededor de Júpiter podrían tener oportunidad de captarlo. Por ahora, el cometa no representa ningún peligro para la Tierra. Su trayectoria lo mantendrá a una distancia segura.


Para quienes quieran profundizar en el tema del James Webb o en otros cometas, puedes ver estas entradas en mi blog:

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