Los cometas han intrigado a la humanidad a lo largo de la historia. Más allá de su apariencia deslumbrante en los cielos, estos cuerpos celestes han capturado la atención de los astrónomos debido a su potencial papel en la aparición de la vida en la Tierra.

Los cometas, en su mayoría, son ricos en volátiles, sustancias que tienen la capacidad de cambiar de estado sólido o líquido a vapor a temperaturas relativamente bajas. Entre estos volátiles se encuentran elementos y compuestos que son fundamentales para la vida tal como la conocemos: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, azufre y fósforo. La presencia de estos elementos en los cometas sugiere la posibilidad de que hayan desempeñado un papel crucial en el surgimiento de la vida en la Tierra.

Una cuestión clave que ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo es la fuente del agua en la Tierra. Nuestro planeta está cubierto con un 71% por agua, pero durante mucho tiempo se creía que la Tierra se formó como un planeta caliente y seco, y que la mayor parte del agua llegó a través del impacto de cometas y asteroides.

Sin embargo, la impresionante misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) planteó inesperadamente dudas sobre este papel de los cometas. Los datos recopilados por la sonda Rosetta, que se acercó al cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, revelaron que el agua en dicho cometa tiene una composición diferente a la del agua en la Tierra. En particular, la proporción de deuterio, una forma inusual (isótopo) de hidrógeno con un neutrón adicional, respecto al hidrógeno normal en el agua del cometa es muy distinta a la de la Tierra.

A pesar de esta discrepancia en la composición del agua, la sonda Rosetta también hizo descubrimientos significativos en términos de materia orgánica esencial para el desarrollo de la vida. Entre estos hallazgos se incluye la identificación de glicina, un aminoácido comúnmente presente en las proteínas, y fósforo, un componente clave del ADN y las membranas celulares. Estos descubrimientos abren nuevas preguntas sobre la posible contribución de los cometas a la rápida emergencia de la vida en la Tierra.

En un esfuerzo por arrojar más luz sobre esta cuestión apasionante,se está desarrollando una misión para estudiar de cerca un cometa aún por determinar, la misión Comet Interceptor. Esta misión buscará determinar qué moléculas orgánicas y otros ingredientes relevantes para la vida están presentes en su objetivo, incluyendo las proporciones de diferentes isótopos de elementos clave. Para muchos compuestos y relaciones isotópicas, esta será la primera vez que se midan en un cometa de periodo largo u objeto interestelar. Los datos recopilados por Comet Interceptor serán esenciales para responder preguntas fundamentales sobre cómo los cometas podrían haber contribuido al sorprendentemente rápido surgimiento de la vida en nuestro planeta.

En el corazón de la investigación está la pregunta sobre el papel exacto de los cometas en la aparición de la vida en la Tierra. Aunque la composición del agua en los cometas puede diferir de la de la Tierra, la presencia de otros elementos esenciales para la vida, como carbono, nitrógeno y fósforo, abre la puerta a la posibilidad de que estos cuerpos celestes hayan aportado ingredientes cruciales para la formación de las primeras formas de vida en nuestro planeta.

La hipótesis de que los cometas pudieron haber traído consigo los elementos necesarios para la vida se basa en la idea de que estos cuerpos celestes son reliquias de los primeros días del sistema solar. Se cree que contienen información valiosa sobre las condiciones y los componentes químicos que prevalecían en esos tiempos antiguos. En su viaje a través del espacio, los cometas podrían haber entregado estos componentes esenciales a la joven Tierra, sembrando así las semillas de la vida.

La misión Rosetta, a pesar de cuestionar la teoría convencional sobre el origen del agua en la Tierra, confirmó la presencia de sustancias orgánicas cruciales en los cometas. La glicina detectada en el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko es particularmente intrigante, ya que es un componente fundamental de las proteínas, las cuales desempeñan un papel vital en la construcción y función de las células. Este hallazgo respalda la idea de que los cometas no solo podrían haber traído agua a la Tierra, sino también elementos orgánicos esenciales para la vida tal como la conocemos.

Además de la glicina, la misión Comet Interceptor buscará otros compuestos orgánicos que podrían haber sido entregados por los cometas a la Tierra. Entre estos compuestos se encuentran aquellos que contienen azufre, otro elemento esencial para la vida. La presencia de estos elementos orgánicos en los cometas fortalecería la idea de que estos cuerpos celestes jugaron un papel activo en la formación de la vida en la Tierra.

La investigación sobre el papel de los cometas en la aparición de la vida en la Tierra no solo se centra en los ingredientes que podrían haber traído, sino también en el impacto de sus colisiones con nuestro planeta. Las colisiones de cometas y asteroides con la Tierra podrían haber tenido consecuencias significativas, creando condiciones propicias para la vida o incluso proporcionando la chispa inicial que dio origen a la vida.

La teoría de que los cometas podrían haber contribuido a la rápida emergencia de la vida en la Tierra se alinea con la idea de la panspermia, la hipótesis de que la vida en el universo puede propagarse a través de cometas, asteroides y otros cuerpos celestes. Según esta teoría, los cometas no solo podrían haber entregado los elementos necesarios para la vida, sino también microorganismos o precursores de la vida que podrían haber encontrado un hogar fértil en la Tierra…