Las Perseidas es la lluvia de estrellas fugaces más popular, ya que alcanzan su máximo en las cálidas noches de agosto, tal como se observa desde el hemisferio norte. Este fenómeno astronómico se produce en una época del año en la que muchas personas disfrutan de las vacaciones y las noches son más templadas, lo que permite una observación más cómoda y agradable.

La lluvia de meteoros de las Perseidas está activa del 17 de julio al 24 de agosto. Este período de actividad culmina en un pico máximo alrededor del 12 o 13 de agosto, dependiendo del año. Durante este máximo, desde ubicaciones rurales alejadas de la contaminación lumínica, se pueden observar entre 70 y 100 meteoros por hora en condiciones ideales. Sin embargo, en años excepcionales, las tasas pueden ser aún mayores, proporcionando un espectáculo celeste inolvidable.

Las Perseidas son partículas liberadas por el cometa 109P/Swift-Tuttle durante sus numerosos retornos al sistema solar interior. Este cometa fue descubierto en 1862 por los astrónomos Lewis Swift y Horace Tuttle, y se sabe que orbita el Sol aproximadamente cada 133 años. Cada vez que Swift-Tuttle se aproxima al Sol, el calor hace que el cometa libere polvo y partículas de roca que quedan flotando en el espacio. Cuando la Tierra pasa a través de esta nube de escombros, las partículas entran en nuestra atmósfera a gran velocidad, generando destellos brillantes que llamamos meteoros o «estrellas fugaces».

El nombre «Perseidas» proviene de la constelación de Perseo, ya que el radiante, el punto en el cielo de donde parecen originarse estos meteoros, se encuentra cerca de esta constelación durante el pico de actividad. Perseo, en la mitología griega, es uno de los grandes héroes, famoso por haber derrotado a la gorgona Medusa y por salvar a la princesa Andrómeda de un monstruo marino. La constelación de Perseo, situada en el hemisferio norte, es una de las más reconocibles y sirve como guía para los observadores del cielo nocturno.

El mejor momento para verlas es después de la medianoche, cuando el radiante está más alto en el cielo. Es aconsejable encontrar un lugar oscuro, lejos de las luces de la ciudad, y permitir que los ojos se adapten a la oscuridad, lo cual puede tardar alrededor de 20 minutos. No se necesita equipo especial como telescopios o binoculares; de hecho, es mejor usar solo los ojos para abarcar la mayor porción del cielo posible.

El cielo de verano ofrece un espectáculo impresionante además de las Perseidas. La Vía Láctea, nuestra galaxia, se muestra en todo su esplendor, cruzando el cielo como un río de estrellas. En una noche clara y sin luna, es posible ver cientos de estrellas a simple vista, y con un poco de suerte, incluso planetas como Júpiter y Saturno. Las constelaciones de verano como el Cisne, la Lira y el Águila también son prominentes y, junto con Perseo, ofrecen una oportunidad perfecta para aprender más sobre astronomía.

El fenómeno de las lluvias de meteoros, como las Perseidas, ha fascinado a la humanidad desde tiempos antiguos. Los registros históricos muestran que las Perseidas han sido observadas por al menos 2000 años. Los astrónomos chinos mencionaron esta lluvia de meteoros alrededor del año 36 d.C., y hay menciones en textos japoneses y coreanos del siglo VIII. En Europa, fueron los monjes medievales quienes registraron estas «lágrimas de San Lorenzo», ya que el máximo de actividad de las Perseidas coincide con la festividad de San Lorenzo el 10 de agosto.

Actualmente, las Perseidas son un evento astronómico que atrae tanto a científicos como a aficionados. Los astrónomos profesionales utilizan la observación de meteoros para estudiar las partículas de cometas y asteroides, proporcionando información valiosa sobre la composición y evolución del sistema solar. Para los aficionados, las Perseidas ofrecen una oportunidad de conectarse con la naturaleza y el cosmos, recordándonos nuestra posición en el universo…