Sí nos fijamos en las estrellas nos daremos cuenta que tienen diferente brillo, las hay muy brillantes y otras muy débiles. Ese brillo no se debe en sí a lo lejos o cerca que puedan estar que en cierto modo también influye sino a la cantidad de energía que irradian. Este brillo sobre la bóveda celeste es un brillo aparente.
Para catalogar el brillo de las estrellas se utilizan muchos métodos pero aquí voy a explicar en primer lugar el método más sencillo, el utilizado por el astrónomo Griego Hiparco.
Hiparco clasificó las estrellas en categorías, a las que denominó magnitudes. La primera categoría o primera magnitud correspondía a las estrellas más brillantes y que aparecían en cuanto se ponía el Sol. Las estrellas que eran aproximadamente la mitad de brillantes las denominó de segunda magnitud, y así sucesivamente hasta las de sexta magnitud, que son las estrellas más débiles a simple vista y eran las que empezaban a desaparecer al amanecer. Entonces su clasificación fue: de 1 a 6 según disminuía el brillo
Estrella Vega (Lira)
En el siglo XIX se mejoró esta clasificación, el astrónomo inglés Norman Pobson descubrió que una estrella de 1ª magnitud era 100 veces más brillante que una de la 6ª magnitud. Y que el ojo humano reacciona de forma logarítmica al brillo de la estrella con lo que habría que introducir una formula con logaritmos ya que las medidas de brillo de Hiparco no se correspondían con el brillo aparente de la estrella sino con el logaritmo del brillo.
Por tanto Pobson determinó que:
-La magnitud aparente depende linealmente del logaritmo decimal del brillo. La escala es negativa, o sea, cuanto mayor sea la magnitud, menor sera el brillo. Una diferencia de cinco unidades en magnitud aparente corresponde a una relación entre brillos de 100. Con todo eso se puede escribir la expresión siguiente para la magnitud aparente m:
Donde b es el brillo aparente de la estrella y bo el brillo aparente de una estrella tomada como referencia, que establece el origen de la escala y se toma de manera que las medidas coincidan aproximadamente con la clasificación de Hiparco.
En el cielo se toma como referencia la estrella Vega, cuyo brillo aparente es: 0.0, a partir de ahí y en comparación con ella podemos clasificar otras estrellas, por ejemplo:
Estrella polar: Brillo: 1.97
Arturo: Brillo: -0.04
Sirio: Brillo: -1.46
Y nuestros astros más grandes tienen por tanto un brillo mucho mayor:
La Luna llena: -12 , El Sol: -26
Hay una constelación en la que tenemos prácticamente todas las magnitudes mayores de 0, se trata de la Osa Menor. Observando sí podemos ver todas o algunas de sus estrellas podremos determinar la calidad de cielo estrellado.
Ahora lo más sencillo para practicar reconocer el brillo de las estrellas es tener a mano un pequeño planisferio e ir adivinado el brillo de las estrellas a partir de otras de referencia. Cuando sepamos hacer esto seremos capaces hasta de decir el brillo de una estrella fugaz en comparación con el resto de estrellas.
uuuuuuhauuu no sabia nada
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las estrellas son geniales 😉
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uuuuuhauuuuu no sabia nada
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Sí, son una maravilla. Saludos!
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No habia visitado tu blog por un tiempo, porque me pareció que era denso, pero los últimos posts son de buena calidad, así que supongo que voy a añadirte a mi lista de sitios web cotidiana. Te lo mereces amigo. 🙂
Saludos
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